Corrientes musicales vanguardistas como la música electrónica y la música electroacústica entre otras hacen uso de la tecnología del momento en sus procesos creativos.
Las TICs son servicios y/o instrumentos
que permiten crear, recuperar, resguardar, organizar, encontrar, reproducir y
transmitir información a través de la Web, así como hacer posible el
uso de medios de almacenamiento portátil y otros aparatos electrónicos para
cumplir con ello si es necesario.
Éstos recursos se han vuelto bastante importante en el día a día del hombre sin muchos siquiera darse cuenta, y con ello incluimos como un sector importante al de la educación, que se ha visto cada vez más envuelto con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación como forma de adaptación a ésta “era tecnológica” y a su vez para mejorar la calidad del desarrollo educativo de los niños, jóvenes e incluso personas mayores. Teniendo como base lo anteriormente escrito, algunas de las materias que suelen tener los colegios y universidades están referidas o involucran al hermoso arte que representa la música.
El hecho sonoro, y, por consiguiente, el hecho musical ha ido paralelo a la tecnología. Desde los albores de la comunicación humana, la música está considerada como uno de los lenguajes más antiguos y ha constituido el inicio de otros. La voz y el cuerpo, elementos naturales inherentes al ser humano, fueron los instrumentos esenciales en esas primigenias manifestaciones comunicativas que poco a poco, por necesidad o por estética, se fueron tornando hacia el uso de artefactos externos que fueron capaces de simular el efecto sonoro de aquellos. Ese binomio tecnológico-musical ha continuado hasta nuestros días; nuevas formas, nuevos desafíos que han cambiado y han incidido en la interpretación musical, en la composición, en el consumo musical y, evidentemente en la pedagogía musical.
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