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La digitalización del sonido

El primer paso para digitalizar el sonido consiste en capturar y transformar las vibraciones sonoras de la fuente emisora en señales eléctricas (variaciones de voltaje). Para ello utilizamos un transductor electroacústico [ver concepto en el capítulo correspondiente], por ejemplo un micrófono o la pastilla de una guitarra eléctrica.

El resultado de esta conversión es, de manera análoga a la original, una señal de flujo continuo cuyas variables en el tiempo pueden tomar, a priori, cualquier valor. [¡Ojo! Esta imprecisión no debemos valorarla necesariamente como un ‘defecto’].

Esto supone que, para una muestra referida a un instante determinado y dejando aparte la influencia del ruido inherente a los sistemas analógicos, es prácticamente imposible obtener un valor numérico exacto y las mediciones tomadas estarán formadas por largas cifras decimales que, a efectos operativos, debemos limitar y aproximar para obtener una forma de su onda en el tiempo (amplitud y frecuencia).

El muestreo

A continuación, se realiza el muestreo en el conversor A/D – Analógico/Digital integrado en la tarjeta de sonido o la interfaz de audio (o dispositivo equivalente) conectado a nuestro equipo informático [ver el título correspondiente]. A ésta conectaremos el cable que transporta la señal eléctrica desde el transductor o el instrumento cuyo sonido se va a digitalizar.

Muestrear (sample, en inglés) consiste en recoger datos de esas señales eléctricas a intervalos regulares de tiempo controlados por un reloj digital interno.

 

La cuantificación

Definidos los parámetros anteriores, se mide el voltaje que corresponde a la amplitud de la muestra en cada instante (controlado por el ciclo de reloj interno) y se le asigna un valor numérico discreto por aproximación (cuya precisión dependerá del bitrate de codificación). Es un valor finito, no continuo, que podemos considerar como digital.

Como se puede suponer, para analizar y evaluar las muestras es necesario ‘retenerlas’ temporalmente en un circuito de retención que se encarga de generar el flujo adecuado.

La codificación

Por último, el conversor A/D, conforme a las instrucciones determinadas por el códec empleado, organiza los datos obtenidos de la muestra y cada uno de esos valores discretos es transformado al sistema binario de 0 y 1, según el bitrate elegido (por ejemplo, 16). Ya es información digital.

En el lugar que hayamos especificado en el programa de grabación/edición empleado se guardará el archivo de audio digitalizado en el formato de audio fijado por el códec.

 


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